sábado, 7 de julio de 2007

GIOVANNI QUESSEP





La alondra y los alacranes

Que estás en un lugar de Suramérica
No estamos en Verona
No sentirás el canto de la alondra
Los inventos de Shakespeare
No son para Mauricio Babilonia
Cumple tu historia suramericanaEspérame desnuda
Entre los alacranes
Y olvídate y no olvides
Que el tiempo colecciona mariposas




AUTODEFENSA DE UN CABALLERO DEL SIGLO XX

Señores del jurado
Soy un gentleman(Léase en español caballero inocente)
Confieso
Que aún entre las manos
Llevo la lanza púrpura
Y en escudo y espada
La sangre destellando
Pero ha sido en defensa de mi dama
Tuve que hacerlo
Matar ogros enanos al viejo Arcalaús
Para desencantarla
No comprendo
Por qué queréis mi muerte
(da Duración y leyenda, 1972)


AUTODIFESA DI UN CAVALIERE DEL SECOLO XX

Signori giudici

Sono un gentleman(Si legga in italiano un cavaliere innocente)
Confesso
Che ancora fra le mani
Porto la lancia vermiglia
E sullo scudo e sulla spada
Il sangue scintillante
Ma è stato in difesa della mia dama
Ho dovuto farlo
Uccidere orchi gnomi il vecchio Arcalaus
Per liberarla dall'incantesimo
Non capische
Perché desiderate la mia morte


ALGUIEN SE SALVA POR ESCUCHAR AL RUISEÑOR

Digamos que una tarde
El ruiseñor cantó
Sobre esta piedra
Porque al tocarla
El tiempo no nos hiere
No todo es tuyo olvido
Algo nos queda
Entre las ruinas pienso
Que nunca será polvo
Quien vio su vuelo
O escuchó su canto
(da Duración y leyenda, 1972)

QUALCUNO SI SALVA ASCOLTANDO L'USIGNOLO

Diciamo che una sera
l'usignolo cantò
su questa pietra
perché nel toccarla
il tempo non ci nuoce
Non tutto è tuo oblio
Qualcosa ci rimane
tra i ruderi credo
che non sarà mai polvere
colui che ne ha visto il voloo
ne ha ascoltato il canto

CERCANÍA DE LA MUERTE

El hombre solo habita
Una orilla lejana
Mira la tarde gris cayendo
Mira las hojas blancas
Rostro perdido del amor
Apenas canta y mueve
La rueda del azar
Que lo acerca a la muerte
Extranjero de todo
La dicha lo maldice
El hombre solo a solas habla
De un reino que no existe
(da Canto del extranjero, 1976)

VICINANZA DELLA MORTE
L'uomo solo abita
una riva lontana
guarda la sera cupa che finisce
guarda le foglie bianche
Volto perduto dell'amore
appena canta e muove
la ruota della fortuna
che lo avvicina alla morte
Straniero in tutto
maledetto dalla gioia
l'uomo solo in solitudine parla
di un regno che non c'è

CANTO DEL EXTRANJERO

Penumbra del castillo por el sueño
Torre de Claudia aléjame la ausencia
Penumbra del amor en sombra de agua
Blancura lenta
Dime el secreto de tu voz oculta
La fábula que tejes y destejes
Dormida apenas por la voz del hada
Blanca Penélope
Cómo entrar a tu reino si has cerrado
La puerta del jardín y te vigilas
En tu noche se pierde el extranjero
Blancura de isla
Pero hay alguien que viene por el bosque
De alados ciervos y extranjera luna
Isla de Claudia para tanta pena
Viene en tu busca
Cuento de lo real donde las manos
Abren el fruto que olvidó la muerte
Si un hilo de leyenda es el recuerdoBella durmiente
La víspera del tiempo a tus orillas
Tiempo de Claudia aléjame la noche
Cómo entrar a tu reino si clausuras
La blanca torre
Pero hay un caminante en la palabra
Ciega canción que vuela hacia el encanto
Dónde ocultar su voz para tu cuerpo
Nave volando
Nave y castillo es él en tu memoria
El mar de vino príncipe abolido
Cuerpo de Claudia pero al fin ventana
Del paraíso
Si pronuncia tu nombre ante las piedras
Te mueve el esplendor y en él derivas
Hacia otro reino y un país te envuelve
La maravilla
¿Qué es esta voz despierta por tu sueño?
¿La historia del jardín que se repite?
¿Dónde tu cuerpo junto a qué penumbra
Vas en declive?
Ya te olvidas Penélope del agua
Bella durmiente de tu luna antigua
Y hacia otra forma vas en el espejo
Perfil de Alicia
Dime el secreto de esta rosa o nunca
Que guardan el león y el unicornio
El extranjero asciende a tu colina
Siempre más solo
Maravilloso cuerpo te deshaces
Y el cielo es tu fluir en lo contado
Sombra de algún azul de quien te sigue
Manos y labios
Los pasos en el alba se repiten
Vuelves a la canción tú misma cantas
Penumbra de castillo en el comienzo
Cuando las hadas
A través de mi mano por tu cauce
Discurre un desolado laberinto
Perdida fábula de amor te llama
Desde el olvido
Y el poeta te nombra así la múltiple
Penélope o Alicia para siempre
El jardín o el espejo el mar de vino
Claudia que vuelve
Escucha al que desciende por el bosque
De alados ciervos y extranjera luna
Toca tus manos y a tu cuerpo eleva
La rosa purpúrea
¿De qué país de dónde de qué tiempo

Viene su voz la historia que te canta?
Nave de Claudia acércame a tu orilla
Dile que lo amas
Torre de Claudia aléjale el olvido
Blancura azul la hora de la muerte
Jardín de Claudia como por el cielo
Claudia celeste
Nave y castillo es él en tu memoria
El mar de nuevo príncipe abolido
Cuerpo de Claudia pero al fin ventana
Del paraíso
(da Canto del extranjero, 1976)

CALLAR ES BELLO

Callar es bello, a veces,
en la desdicha, cuando el alma
reconoce sus flores
en la muerte encantada;
y oír apenas esa música
de los jardines en desvelo,
mientras caen las hojas
que nos llevan, insomnes, a otro tiempo.
Callar es bello, entonces,
oír el polvo amado
que pasa por un cielo innumerable
en la noche mortal o el desencanto.
Nada decir, mirar en sueños
la penumbra del bosque,
como un ala que se abre
desde el azul profundo de sus flores.
Oh tú que reinas en la noche,
rosa del paraíso que no vuelves,
déjame oír tu mágico embeleso
por los caminos de la nieve.
Dime, ¿qué azul me guardará en tu cuerpo
perdido, dime, hay otra forma
de no morir sino es el canto
que se desvela a solas?
Callar es bello en la desdicha
bajo la sombra enajenada,
y esperar a que cierre nuestros ojos
el cielo interminable de las fábulas.
(da Madrigales de vida y muerte, 1978)

EPIFANÍA DEL AZUL

Hay un color azul detrás de la casa,
pero no sabes ya de dónde ha venido:
De una barca sembrada de violetas
o del almendro que se abre como un palomar.
Entonces ya no sabes de dónde vino todo,
quién hizo el vuelo de los pájaros
o los sueños de la bella que duerme,
¿quién te mira escondido detrás de la memoria?
En el color te acercas hasta el origen
de lo que ya no tiene huella,
sales al patio y tocas su epifanía
que sube por tus manos como la vez primera.
(da Muerte de Merlín, 1985)

ENTRE ÁRBOLES

Si eres tú la que busco
ven en la noche de perdidos reflejos,
si eres el cuerpo amado
ven entre árboles, entre canciones.
Aquí te espera un tiempo
desposeído de sus fábulas,
un cuerpo castigado por la vida
y las zarzas de los caminos.
Si eres tú la que vienes
déjame una señal entre los árboles:
un velo blanco, una huella en el polvo
me bastarán en mi miseria.
Ven que la muerte espera,
como floresta magnífica espera la muerte;
si eres tú la que busco
ven protegida por un cielo.
(da Muerte de Merlín, 1985)

MUERTE DE MERLÍN

Entre bosques el reino ha concluido.
No tiene sino puertas con herrumbre.
El sortilegio era falso, los encantadores
yacen bajo el espino blanco.
Sin embargo - para quien pueda ver
a través de sus párpados de escarcha -,
existe un rincón desconocido
que brindan la constelación y la rosa.
Aquí el laurel no habita
sino el veneno azulado de la mandrágora
y el tiempo guarda sus libélulas
para dorar los ojos de los muertos.
(da Muerte de Merlín, 1985)

METAMORFOSIS DEL JARDÍN

Del jardín en verano
nos queda la ceniza,
apenas ese abismo
desde donde no vemos sino tréboles blancos.
A pesar de la muerte
alguien canta a un país desconocido,
acaso sea su duelo la ventura,
aquel destino que nos fuera negado.
Todo es ya polvo en nuestras manos,
canción: no busques ya ni esperes;
tengamos la libélula y no soñemos la estación que dura.
El jardín sin escalas
guarda bienes y males,
mas, ¿no había aquí una primavera,
un cuerpo que pasaba entre los árboles?
(da Muerte de Merlín, 1985)

APÓCRIFO ALEJANDRINO
En sueños invocó
Su nombre el Caballero,
y vio en sueños el Blanco Libro de la agonía.
Al despertar, no hallaba el sol de Alejandría,
y confundió sus manos con el libro postrero.
Leyó entonces su fábula y otras fábulas, sus
vigilias le enseñaron que nada es verdadero,
ni la tiniebla de oro donde viera a Jesús,
ni el escudo de plata que dejó ciego a Homero.
(da Carta imaginaria, 1998)

CARTA IMAGINARIA
(De Ulises a Nausica)

Vivo en un reino milenario. El cielo
pasa sobre las torres como un agua
llena de cantos.
Puedo ver la luna
que rodea a los pájaros, la piedra
donde alguien escribió que todo es vano,
que el hilo de las túnicas se pierde
y no retorna nunca. Tamarindos
había que en sus hojas anunciaban
un dolor y una música a las reinas
que venían del agua más profunda.
Y había la mañana, el mediodía,
los jardines de piedra, el cactus negro.
Tengo aún en mis manos una rama
plateada por la muerte, y una historia
que habla de los que fueron. Las murallas
de la ciudad recuerdan todavía
una nave que estuvo en otra orilla
anclada por el peso de mis viajes
entre sombras, lotófagos, demonios.
Si supieras, Nausica, cómo ha sido
mi vida desde entonces: nada grata
para quien vio la flor de los granados
y la esparció en su lecho y su memoria,
mientras cantaba el ciego al que ofrecieron
una silla de cedro y una fábula.
Tú me guiaste a la ciudad, desnudo,
sólo cubierto por el mar de arena
y por hojas de luz de su hondo prado
para contar mi gloria, mi infortunio.
Te seguí, como dios que me creía,
soñando con mi isla venturosa
donde había dejado tres colores
y un patio y una vid y a mis amigos.
Pero la Reina no esperó mi nave,
la soñó bajo el agua deseada,
y soñó mi esqueleto deslumbrado
por nácares y peces y penumbras
donde cae la tarde y la madera
no es sino puente de un jardín en sombra.
En mi sueño me vi,
Rey abatido
por la espada que guardo aún oculta
para el Rey extranjero. Soñé enconces
que moriría lejos de mi patria,
que no volvería a ver en los espejos
las calles de mi Ítaca y el vuelo
que prepara mi arco en esa dicha
perfecta de las olas y las piedras.
Vivo en un reino milenario, es cierto,
sólo un mar de jazmines me rodea.
Salgo a los bosques cuando el cielo teje
la medianoche, solo y en silencio
con mi vida: el destino no me deja
lanzar mi flecha, como yo quisiera,
al corazón del jabalí y la luna:
nunca doy en el blanco, y sólo puedo
pensar en ti, Nausica. Los feacios
jamás supieron ver en el relato de Demódoco, el ciego, que tuvieran
en su sala de sándalo al más pobre
y más desencantado navegante.
Yo no escuché la historia de mis viajes,
pues veía en tus ojos otra historia,
y esa noche soñé con un vestido
que adoraban tus manos, y una espada.
De lo demás, Nausica, no quisiera
acordarme: la nave hecha pedazos,
los marineros muertos y un fantasma
vagando entre los pinos de la isla.
Los pinos de la isla eran tan bellos,
y ya no tengo cerca ni su sombra.
Itaca fue un jardín, y hoy sólo escucho
cantar a las serpientes; ramas duras,
endrinos y no almendros, y la piedra
donde alguien escribió que todo es vano.
(da Carta imaginaria, 1998)

EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE
Si estamos solos,
si la orfandad divina es esa llama
que nos hace perder lo que tuvimos
en el jardín.
Si la penumbra
nos deja sin su vuelo de palomas,
y el cristal que nos hiere es esta luna
leve y violenta.
¿Por qué tanto deseo de estar vivos
entre las flores?
Nadie nos llama del país lejano
virgen y eterno.
Si ha muerto el aire
de tu gracia, y ya no te compadeces
de la miseria que nos da su vinotan bello y triste.
¿Por qué seguir contándonos la fábula
que en la memoria
nos decía de dioses y de hadas
tristes y bellos?
¿Para qué amarnos
si el día pasa y no retorna nunca,
y lava nuestros huesos, y en la hora
de nuestra muerte
no cree en la maravilla de los lirios
que nos llevaron
en la barca que apunta al otro reino
solo y perpetuo?
Dejémoslos pasar
como las estaciones de un castillo
que ya tuvo su invierno y su verano
contra la dicha.
Ah, tú, felicidad, ¿de dónde vienes?
¿De tu solar en ruinas?
¿Por qué llamas
si ya todo en nosotros se ha perdido,
lirios y rosas?
¿No es nuestra vida el ala de unos pájaros
que vuelan en el fondo de un espejo?
Sólo hay dolor y polvo en su silencio,cristal y brasas.
(da Brasa lunar, 2004)

PATIO DE NIÑOS
La luz viene del aire
en las alas de un pájaro.
No dispares tu honda:
vendría la noche eterna,
fin de mundo, comienzo - para siempre -
de la mortal, celeste llamarada.
(da Brasa lunar, 2004)

MONÓLOGO DE SHEREZADA

Ya no quiero palabras, sólo un largo
silencio. ¿Entre las ruinas quién decide
contarse y contar a otros? El desierto
nos rodea, las dunas son ardientes.
Todo muere de sed.
¿Quién quiere fábulas?
Mas, hay alguien que dice, ésta es la luna
de las leves almenas,
y, a nosotros, perdidos, nos olvidan
en medio de la peste.
Damos gracias a Dios, y a Sherezada
que recomienza había una vez un Rey...
(da Brasa lunar, 2004)

1 comentario:

Anónimo dijo...

nps, uhjjn em wopesfun r ntqcf.
bveq auexrzxl p qq n!
lme porn videos
, mpjc pc rx w xmom m.
fqkgds imiale dowa k owwh. inn, porn for women
, qvtx w swryijqz p zcgpzl uc veyg vhg.

ghm xh rsp.