sábado, 2 de febrero de 2008

Capitulo V

Banda sonora: nanas de la cebolla, Joan Manuel Serrat.



SANTIAGO VOMITA A MANUEL

Santiago resultó ser bueno para el fútbol, metió 2 goles, tapó otro, se cayó varias veces raspándose las rodillas, y al terminar se sentía mareado, y feliz.
Al entrar al salón de clases algo tendría en la cara que asustó a América, lo tomó duro de la mano llevándolo al consultorio medico:
- No es nada del otro mundo, no está acostumbrado a hacer tanto ejercicio y se agotó, podría quedarse acá, pero es mejor mandarlo a casa, depronto hasta vomita.
Con sólo pensar en el olor del vómito la diligente e hipócrita profesora sintió nauseas, buscó en su agenda el teléfono de Manuel, el papá del niño y le pidió que pasara por el: PRONTO!
A Santiago le gusta salir temprano de clases, en la casa se divierte más, duerme y juega con un muñeco al que hace unos meses le arrancó la cabeza.
Oye el pito del carro, y se para como impulsado por un resorte, no parece cansado, pero suda a chorros, América lo lleva de la mano hasta la puerta del carro, sonríe al hombre de lentes oscuros que casi ni la mira.
- Buenas tardes, Manuel
Pronuncia el nombre de forma distinta, buscando demostrar que para ella es diferente a los otros padres, pero Manuel solo tiene cabeza para Santiago, le sonríe distraído mientras lo acomoda en la parte trasera, se despide veloz sin darle la mano, América mira con odio la placa del carro, y traga en seco ante su cruel destino.
Manuel no ve nada raro en el niño, solo que los cachetes están más rojos que de costumbre, ya no está sudando, y parlotea como por veinte, porque fuera del colegio habla con todo el mundo.
Le cuenta una y otra vez, siempre con un detalle nuevo, cada jugada, cada gol, y la tapada, vuelve a explicar que todo fue gracias a Mariana que hoy no estaba tan bonita, al rato se cansa y como siempre se deja arrullar por el carro y entonces duerme.
La ciudad está llena de trancones, media hora después el niño va en los brazos del padre hasta la cama, podría caminar, pero no quiere, siente que por los muslos le corren un millón de hormigas, se amarra del cuello, le saca la lengua que no puede doblar, le besa la nariz larga, le cuenta del gato que esa mañana en el colegio se comió un pájaro delante de Mariana y otras niñas: todas lloraban menos ella.
Manuel lo apoya sobre el muslo, liberando una mano que con el envés busca pero no encuentra fiebre, suben al ascensor donde está también una viejita, se llama Saray, es del Líbano, no habla español y cada vez que puede se le vuela a la nieta para viajar una y otra vez en aquella maquina voladora, la saluda en español y ella contesta en algo que el sospecha es árabe, pero no está seguro, Santiago levanta la manita mullida saludando lento, con sus dedos huesudos y sin anillos la viejita le aprieta el cordial suavemente, el niño se alcanza a asustar un poco, pero la ve sonreír y también sonríe, le cae bien esa brujita que vuela sin escoba.
En la casa está Esperanza, una mujer de más de 60 años que cuidó de Manuel cuando era niño y ahora hace lo mismo con Santiago, se asusta al ver el niño en brazos, pero lo ve rosado igual que siempre y con los ojos abiertos como platos.
- Me asustaste, flojo.
El niño le apunta a la nariz con la pulpa del índice, Esperanza sigue en lo suyo mientras Manuel lo lleva hasta la cama, lo baja muy rápido y el niño siente que el mundo le da vueltas, entonces suelta el nudito que trae en la tripa de la barriga: un vómito rosado de yogurt y salpicado de confites le cae al papá en su impecable camisa blanca.

3 comentarios:

Christophe dijo...

Bonita canción. ¿Es este el final? ¿O como toda serie exitosa se alargó? :)

Beatrix dijo...

jajajajaja, falta solo uno, nada que ver con rcn ni con caracol ...

Elipse dijo...

Falta y capitulo más, cierto?
Quiero ver el final?
Un abrazo y muy bueno, voy por más...